Por Aníbal Blasco – Licenciado en Comercialización
En Marketing existe un concepto llamado Miopía del Marketing, el cual refiere a un error en el que siguen incurriendo muchas empresas que realizan la definición de su mercado de referencia, y por lo tanto de su negocio, en función del producto y no de las necesidades que satisfacen. Los ejemplos más típicos que se suelen usar para ilustrarlo son los de las empresas de ferrocarriles, quienes durante mediados del S. XX vieron como su negocio mermaba drásticamente al no entender que su actividad, su mercado, no era la fabricación de ferrocarriles sino el transporte de personas y mercancías, y eran sustituidos por las nuevas formas de movilidad con el surgimiento de los primeros automóviles.
Otro ejemplo más reciente fue el de la famosa marca Kodak con sus cámaras y rollos para revelar. Kodak es un ejemplo muy conocido de fracaso empresarial, debido al rechazo a la digitalización, la innovación y la modernización de sus productos y servicios para sus clientes. El principal problema de su decadencia fue que no se esforzó por innovar en el campo de la fotografía digital, conformándose con ser el líder de los rollos de película y los consumibles y en la idea de centrarse únicamente en un producto, poniendo todos los recursos en la producción de cámaras que iban realmente a un fondo perdido y roto. Esto se debe simplemente a un miedo natural a perder a los compradores de toda la vida y entrar en mercados desconocidos. Al contrario que Canon, Sony o Fujifilm, la marca japonesa y su principal competidor, que siempre habían sido más innovadores, con una cultura más propensa al riesgo y aventurera. Éstas aprovecharon los avances tecnológicos y exploraron las vastas posibilidades que traía consigo la cámara digital que había rechazado Kodak. La empresa líder en venta de cámaras e implementos fotográficos durante casi 130 años (1888-2014), con un dominio de más del 85% en fotos y películas, en lugar de crecer al ritmo del mercado y arriesgarse proponiendo nuevas ideas, se estancó en el producto que ya tenía y que le generaba ganancias, pensando que el puesto que ya había obtenido y la confianza que generaban en sus clientes no podría ser reemplazada por nada, esto le provocó un declive en las ventas de tal magnitud que la llevaron a la ruina. Con la llegada del siglo XXI, cuando el mundo ya era digital y los usuarios ya no revelaban sus fotos como antes, entonces Kodak se dio cuenta de que debía entrar en el mercado digital, pero ya era demasiado tarde para hacerlo y, en 2012, se declaró en bancarrota.
¿La miopía del déficit cero?
A nueve meses de gestión, la batalla comunicacional del gobierno sigue convenciendo, a pesar de la preocupante caída de la actividad en prácticamente todos los rubros entre industria y comercio y aunque mes a mes continúa en caída el apoyo a la gestión del presidente Milei, aún se ubica en torno al 40%. La paciencia de los argentinos en esperar y aceptar el castigo económico propio en pos de tener fe en una recuperación que no aparece y se intuye cada día más lejana es similar a los casos de Kodak o los ferrocarriles anteriormente citados, centrarse hacia adentro en la búsqueda forzada y hasta virtual de un déficit fiscal tendiente a cero o lo más equilibrado posible, respondiendo a contramano de las necesidades de una gran parte de su electorado (pareciera) anunciando que vetará el proyecto de financiamiento universitario sancionado por la cámara de senadores el pasado jueves así como el veto ya efectivo a una nueva movilidad jubilatoria que buscaba recomponer algo las jubilaciones y pensiones que fueron la principal variable de ajuste estos nueves meses junto a la obra pública, las trasferencias no automáticas a provincias, universidades y subsidios al transporte y tarifas.
La inflación, que pese a que se acomodó en torno al 4,2 – 4,6% (NEA), subió unos decimales respecto al mes anterior preocupa en un escenario que tiene la industria trabajando con una capacidad instalada al 50%, y comercios planchados donde las paritarias están recibiendo mensajes admonitorios desde Nación de no aumentar más de 2% los salarios.
La otra cara de lo que ya no parece “miopía” es que frente al recorte y transferencias claras de ingresos de la clase media y baja hacia la clase alta, se ven aumentos desmedidos en medicamentos, quita del impuesto a los bienes personales de la clase alta, así como el reciente rechazo en el congreso a los 100.000.000.000 de pesos para la Secretaria de Inteligencia del Estado.
Estos pocos datos de cómo se defiende el déficit fiscal por un lado y a la vez se dan permisos laxos de precios, baja de impuestos a la clase acomodada y financiaciones a algunos organismos en detrimento de otros hacen pensar si esta miopía aparente no puede causar el daño que, poniéndolo en términos del ámbito privado, llevarían a la quiebra y como vimos hasta la extinción de una empresa; en política esto podría acelerarse si la realidad no condice con las promesas de campaña.
Es por ello que la responsabilidad y cordura recae en su totalidad sobre las provincias. Estos últimos meses hemos visto los anuncios del gobernador Passalacqua: financiamientos de capital para empresas a tasas preferenciales, inyectando 15 mil millones de pesos a lo largo de los primeros seis meses del año, dentro de ellos créditos a las cooperativas yerbateras y warrants que permiten a las mismas ofrecer en garantía su stock a la par de los reclamos constantes en contra de la desregularización del sector yerbatero; por el lado del comercio el mantenimiento de los programas “Ahora” y los arduos y constantes acuerdos salariales con los sectores que sin dudas representan desafíos para todos dada la asfixia que sufren todas las provincias del país exceptuando CABA.
En este marco de impulsar el crecimiento, el gobernador también presentó un proyecto de Ley, que luego aprobó la Legislatura, para que Misiones adhiera al blanqueo de capitales propuesto por el gobierno nacional. Entre otras cuestiones, la Ley dispone que quienes se acojan al régimen no paguen tributos provinciales -Ingresos Brutos, entre otros- y la ventana para sumarse se extiende hasta el 30 de abril de 2025.
Además, en la misma sesión del jueves pasado, la Cámara de Representantes aprobó otro proyecto enviado por Passalacqua: la adhesión de la provincia al RIGI -Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones-. Esta iniciativa, sumó en su momento a pedido de muchas provincias, entre ellas Misiones, establece que el 20% de la inversión total se destine a la contratación de proveedores locales.
Tanto el blanqueo como el RIGI tienen como objetivo generar empleo, inversiones y por lo tanto crecimiento a la economía local.
La complejidad a la que fueron empujadas las provincias hace cada vez más difícil mantener una identidad propia, Misiones continúa redoblando esfuerzos en intentar sostener la actividad, atender a los sectores postergados y otorgar financiamiento a los sectores productivos y a la vez cumplir el acuerdo de brindar las herramientas que exigió el gobierno a través de la ley bases y facultades otorgadas pedidas por el presidente Milei alegando no entorpecer la voluntad del pueblo.